proyecto chillida

por Gianfranco Costa, majorero de adopción.

¡Deja de mirarme, mamá! ¡Yo no tengo nada que ver con eso!” ¿Cuántas veces he pronunciado en mi vida una frase parecida cuando era niño? Es que mi madre solía esconder las mejores mermeladas, para evitar que nosotros pudiéramos dejarla sin dulces que ofrecer a los huéspedes, que de vez en cuando venían a nuestra casa. Puede ser que una experiencia parecida les haya pasado a ustedes también. Son cosas de niños.

Lo que me sorprende mucho de la vida política de esta isla es que ese mismo estilo, claramente fraudulento, acompaña la manera de actuar de los propios gobiernos canarios. Y no pasa nada.

Bueno, honestamente tampoco a mí me pasaba nada cuando mi madre al final se daba cuenta del inesperado aumento de azúcar en mi sangre; como mucho, me mandaba a tomar por saco y nada más. Curiosamente, de la misma forma actúan los residentes canarios con relación a sus gobernantes en el momento de votar. A pesar de que esa gente resulte a menudo nada más y nada menos que una pesada colección de personajes mentirosos, falsos y dañinos para la economía isleña, no les pasa nada. Los fieles electores locales siempre siguen votando a esa gente, pase lo que pase, roben lo que roben, actúen como actúen.

Estoy seguro de que muchos de ustedes tienen conocimiento con respecto al tema del absurdo proyecto Chillida, que afecta no solamente al pueblo de Tindaya en el municipio norteño de La Oliva, sino a toda Canarias. Hasta ahora hay evidencia documentada de que los alegres señores que aparecen en la foto de arriba se han comido decenas de millones de euros de dinero público, sin mover ni una piedra.

No exagero al marcar aquí que, a pesar de la desaparición de esos millones de euros, esos honestos gobernantes han sido incluso premiados. Pase lo que pase, la gente de aquí sigue dándoles el voto a esos mismos personajes. Es decir, en otras palabras, que a la gente de aquí parece que le gusten los mentirosos. Puede que algunos estén pensando en este momento que lo que estoy escribiendo pueda calificarse como una ligera exageración. Bueno, para todos ustedes voy a relatar literalmente lo que publicó el periódico Canarias 7 el pasado día 8 de enero de 2017. Probablemente para mucha gente solo se trató de un comentario periodístico sin importancia. Posiblemente nadie se dio cuenta de que su voto fue utilizado por los señores de la foto de arriba como autorización para seguir con su estilo. Pero vamos al ajo:

El Gobierno debe pagar 7,1 millones por Tindaya. La Audiencia de Cuentas refleja en su informe que la Administración autonómica avaló a la empresa Proyecto Monumental Montaña de Tindaya (PMMT) por un préstamo del que se adeuda 7,1 millones de euros en concepto de capital e intereses. También se hace referencia a que la Intervención General informó de dicho aval a su equivalente en el Estado como al Consejo de Política Fiscal y Financiera en abril del año pasado, con objeto de dar cumplimiento a la obligación de suministro de información relativa al déficit público”.

Los que mejor me conocen saben que la característica que más me define es la curiosidad. Por eso no pienso que mi siguiente afirmación pueda sorprenderles de ninguna forma: tengo una curiosidad. Me gustaría saber cuántos de ustedes han oído, a lo largo de los últimos tres años, a los simpáticos señores de la foto de arriba declarar que no se iba a gastar ni un duro de dinero público en el proyecto Chillida. Incluso el actual Presidente del Cabildo de Fuerteventura, sigue repitiendo hasta el hartazgo que, con respecto al terrible proyecto, no se gastará ni un duro de dinero público.

El breve artículo que acabo de escribir demuestra que la palabra de ese señor no se puede tomar en serio. Es más, todos los políticos canarios que pertenecen al restringido grupo de personas que tienen el poder de decidir y manejar el dinero público, que sigue lubricando el dichoso proyecto desde hace décadas, siguen mintiendo precisamente de la misma manera. Todos ellos van repitiendo en cada ocasión (entrevistas radiofónicas, encuentros con periodistas, mesas redondas, etc.), que además de los veinticinco millones de euros ya gastados en las pasadas décadas, las administraciones públicas no desembolsarán ni un duro en ese proyecto. Ahora tienen que pagar otros 7,1 millones de euros por ese préstamo.

¿Y qué harán ustedes? ¿Seguirán votando a esa misma gente? ¿Seguirán haciéndose cómplices de ellos? En menos de tres años lo averiguaremos.

¡Muchísima suerte, Fuerteventura! ¡ La vas a necesitar!

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