Por Guillermo Elihatte, periodista.
La mayor parte del parque automotor, ya sea de uso particular o público, ha quedado obsoleto en cuanto a las necesidades del planeta. Los combustibles fósiles se agotan muy rápido y urge un giro hacia las energías limpias y renovables.
Al empezar a revisar datos y cifras sobre el consumo de petróleo y combustibles, es realmente cuando tomamos conciencia del problema medioambiental en el que nos hemos metido. España es uno de los países en los que el transporte público se encuentra atrapado en esta cuestión, ya que hoy en día el 94 % de la energía primaria consumida por el sector proviene de este combustible fósil; un 5 % viene del gas natural, ya sea líquido o comprimido; y el 1 % restante de los biocarburantes. Vemos entonces que la dependencia de esta parte de la economía tan importante, con respecto al petróleo, es casi total.
En estos momentos hay científicos y técnicos del mundo entero debatiendo sobre el peak oil o “pico del petróleo” (1), que es el momento de la historia en el que se da la máxima producción de este combustible y al mismo tiempo las reservas comienzan a reducirse drásticamente a menos de la mitad, de tal manera que algunos llegan a afirmar que de aquí a 50 o 60 años dichos carburantes serán casi un recuerdo.
Las reservas mundiales de las que se tiene conocimiento rondarían unos 165.000 millones de toneladas, de los cuales sólo una tercera parte podría ser extraída con la tecnología actual con unos costes que lo harían rentable.
Estos son los datos que hablan de la existencia del petróleo solamente durante el próximo medio siglo, tiempo que seguramente se extenderá algunos años, si pensamos que se descubrirán nuevos yacimientos accesibles y también se lograrán avances tecnológicos, que en realidad no harán más que seguir arruinando lo que nos queda de nuestro planeta (2).
Desde la década de los años ochenta se consume más petróleo del que se descubre en una relación de cuatro a uno. Vamos hacia el colapso total. Es una de las cuestiones que explican por qué las petroleras se ponen cada vez más agresivas y llevan adelante, en casi todos los casos en contra de los deseos de las mayorías, prospecciones petrolíferas mar adentro en medio de santuarios naturales, como las que todavía están pendientes frente a nuestras costas (3). Y encima planteando perforaciones a casi 7.000 metros de profundidad. A medida que pasen los años, la osadía y falta de escrúpulos de dichas multinacionales irá en aumento, y se expondrán cada vez más a producir catástrofes medioambientales con tal de rapiñar algunos barriles de “oro negro” que les permitan seguir con su negocio.
¡Vaya desafío entonces el de cambiar todo un modelo energético en tan poco tiempo! Sobre todo si tenemos en cuenta que los gobiernos actuales, debido a su compromiso e identificación con los minúsculos sectores de la sociedad que se benefician con el modelo actual (4), no paran de boicotear todo intento de salir adelante de las energías limpias y renovables.
Lo que se consume actualmente en el mundo entero durante un año es lo que la naturaleza se ha tomado un millón en crearlo; equivale a 156.000 litros por segundo. Organismos internacionales como la Agencia Internacional de la Energía lo confirman y las grandes compañías petroleras lo ratifican. Las reservas mundiales conocidas y accesibles disminuyen y nuestro nivel de consumo no se reduce sino que aumenta, no solamente del combustible sino de todos sus derivados que cada vez inundan más nuestra vida cotidiana (5).
El transporte del mundo entero, tanto de personas como de mercancías, es un gran responsable de la situación actual ya que el 95 % de él se impulsa con combustible fósil. Como dijimos al principio, este porcentaje es similar en España, lo que lleva al sector a ser uno de los que más incidencia tienen en la emisión de gases de efecto invernadero que tanto influyen sobre el cambio climático. El aumento de vehículos, del número de desplazamientos y de las distancias recorridas, ya sea tanto de personas como de mercancías, (6) agravan el problema día tras día.
Aquí tenemos un parque móvil de 26 millones de vehículos que consumen 35.000 millones de litros de combustible al año
mayormente gasolina y gasóleo que representan casi el 80 % del consumo final del transporte; al ferroviario le toca el 3 %; al marítimo el 3,5 %; y al aéreo el 14,6 %. Del total de vehículos 19.500.000 corresponden a coches, 2.4000.000 son camiones y el resto se reparte entre furgonetas, autobuses y motos. Todo se agrava si tenemos en cuenta que España tiene una dependencia energética muy elevada del exterior, y los futuros aumentos de precios, con el sistema de transportes que hemos descrito, repercutirán negativamente en toda la economía del país.
El diseño de las ciudades también tiene mucho que ver con todo lo anterior, ya que en las últimas décadas se han hecho gigantescas y están totalmente orientadas al uso del automóvil particular en vez de favorecer el parque automotor público, problema prácticamente irreversible tal como están planteadas las cosas, con urbes cada vez más dispersas que no hacen rentables los sistemas comunitarios para desplazarse.
Aquí es donde comienzan las políticas públicas que parece que de momento no están de nuestro lado: empezar a diseñar lugares que no favorezcan el coche privado; penalizar fiscalmente a los sectores que sigan apostando por los combustible fósiles; favorecer a los que busquen alternativas sostenibles; desviar la carga de mercancías hacia el ferrocarril y los barcos; electrificar el transporte público; y subvencionar la compra de coches y bicicletas eléctricas son algunos de los actos que debemos pedir a nuestros políticos.
Pero entonces, aparte de lo anterior, ¿qué podemos hacer nosotros en nuestro día a día? Más coche compartido para gastar menos y reducir las emisiones, caminar, usar la bicicleta y pedir más transporte público pero bien diseñado y sostenible, entre otras cosas.
(1) Algunos expertos indican que se ha producido en el año 2007, otros en el 2010 y el Departamento de Energía de los EE.UU, por ejemplo, habla de que se producirá en el año 2020. Ver www.cenit-del-petróleo.com/2009/01/conferencia-aspo-en-barcelona.
(2) Tal vez el fracking sea el mejor ejemplo de esto.
(3) Los permisos de Repsol caducan en 2016 y nadie en el gobierno habla de derogarlos.
(4) Buen ejemplo de esto ha dado el Ministro Soria con el papel que ha cumplido en las recientes prospecciones petroleras en nuestro archipiélago.
(5) Plásticos, detergentes, fibras, medicamentos, abonos y fertilizantes y más de 3000 productos de uso diario.
(6) Los alimentos recorren 5.000 km de promedio hasta que son consumidos.
Fuente: “Alta Tensión. Por un nuevo modelo energético sostenible, democrático y ciudadano”, de J.V. Barcia Magaz y Cote Romero