Por Guillermo Elihatte, periodista.
Cómo influye en el planeta la producción de carne: es lo que más expulsa gases de efecto invernadero, solo por detrás del sector del transporte, el primero en la lista de los que más contribuyen con sus emisiones a elevar la temperatura de la Tierra. Tala de bosques, excesivo consumo de agua, maltrato animal y menor biodiversidad son algunos de los efectos inmediatos.
La producción de carne, orientada como está hace muchos años hacia sistemas intensivos y altamente industrializados, es el sector que ocupa el segundo lugar, apenas a cuatro puntos del automotor (1), en el ranking de los grupos que más influyen en el calentamiento global. Una vaca y su ternero en una granja emiten más gases que un coche con 13 000 kilómetros de rodaje (2).
Las razones son varias y altamente interrelacionadas entre sí. Por un lado, la eficiencia del ganado para convertir alimentos como el pasto en carne es menor del 3 %, hecho que indica que la energía empleada para obtener dicho producto tiene un nivel de derroche altísimo. Conseguir un kilo de proteína animal requiere 40 veces más agua que la producción de un kilo de proteínas de cereales o 200 veces más que un kilo de papas (3).
Como el consumo de carne sigue subiendo día a día, cada vez son necesarias más extensiones de tierra para criar los animales, y más extensiones de tierra también para la producción de cereales. Estos cultivos pueden ser destinados directamente para su alimentación o, peor aún, para la producción de piensos, los cuales consumen mucha energía en su fabricación y contaminan, cosa que se repite con la producción de fertilizantes, necesarios para que ese tipo de cosecha de monocultivos destinados a la alimentación animal funcione. (4)
¿Pero de dónde salen estas grandes superficies de tierra? De la tala de bosques: si bien la FAO reconoce en un informe del año pasado que la tendencia a la paralización de este fenómeno parece confirmarse (5), en otro documento publica que las hectáreas taladas desde 1990 hasta 2015 han sido 129 millones (casi igual a la extensión de Sudáfrica). A menos árboles, más CO2 y aire cadavez más sucio.
Otro problema que genera la producción de carne, principalmente la de vaca, es la cantidad de gas metano que emite a la atmósfera, uno de los más potentes gasesde efecto invernadero.
Es una característica que mayormente tienen los rumiantes, que generan este gas a través de su digestión y de la llamada fermentación entérica, fenómeno que se potencia debido a la mala calidad de los piensos. También el estiércol, tanto el que queda en el suelo como el que se almacena,emite gran cantidad de gas metano.
La explotación intensiva e industrial de ganado, además, trae otros problemas derivados de cuestiones genéticas que afectan a la biodiversidad de los animales, ya que las corporaciones privilegian ciertas razas en detrimento de otras, las de orígen doméstico tradicional, que poco a poco van desapareciendo.
Por otro lado, tenemos los elevadísimos niveles de consumo de agua necesarios para obtenerproteínas cárnicas, infinitamente superiores a los indispensables para conseguir proteínas vegetales. Además de la cantidad de litros que se gastan, existe el problema de la contaminación de la misma, ya que con estos sistemas de producción se la ensucia con las heces, los residuos de los piensos (metales pesados, antibióticos, hormonas), y lospesticidas y fertilizantes usados en los monocultivos necesarios para sostener la cadena. Lo que no incide directamente en la atmósfera daña la tierra, y el resto va hacia abajo y se queda en las napas freáticas.
Vemos que sobran problemascon la producción y el consumo de carne, que (lejos de detenerse) no para de aumentar. Siempre según datos de la FAO, se sabe que los países desarrollados aumentan su ingesta de carne en torno al 5 y 6 % anual. Solo entre 1990 y 2012, el ganado vacuno pasó de 1445 a 1684 millones de cabezas; las gallinas, en el mismo periodo, aumentaron un 104 %, pasando de 11 788 a 24 705 millones.
Para satisfacer la demanda actual de carne, huevos y derivados lácteos se necesitan 60 000 millones de animales de granja. Con la cantidad de toneladas de alimentos que se usan para su engorde, comería casi la mitad de la población del planeta, 3500 millones de personas.(6)
(1) 18 % de los GEI (gases de efecto invernadero), contra el 22 % de los que emite el sector del transporte. FAO (Organización Mundial de la Alimentación y Agricultura, dependiente de la Organización de Naciones Unidas).
(2 y 3) El negocio de la comida, de Esther Vivas Esteve.
(4) Los fertilizantes industriales utilizados en zonas donde se ha talado selva agotan las parcelas en pocos años y después dejan grandes extensiones de tierras improductivas, que generan desplazamientos de poblaciones enteras, sobre todo campesinas y de pueblos originarios.
(5) Se debe a que cada vez hay más cantidad de bosques gestionados de manera sostenible. Europa, Rusia y Cuba dan ejemplo.
(6) El negocio de la comida, de Esther Vivas Esteve
¿Y las condiciones de los animales?
Como si la problemática planteada no tuviera varios frentes preocupantes que se aceleran día a día, la misma sirve para sustentar, como denuncian continuamente los veganos, un sistema de explotación animal basado en el maltrato y la crueldad. Las granjas ya no son granjas, sino que se han convertido en fábricas de carne.
El hacinamiento constante al que son sometidos estos seres vivos los convierte en dependientes crónicos de los antibióticos. Según datos de la Organización Mundial de la Salud del año 2012, se suministran más antibióticos a animales sanos que a personas enfermas. Instalaciones que no permiten sus movimientos, mala alimentación basada en piensos de pésimas calidades, estrés, condiciones de traslado vergonzosas, son solo algunas de las barbaridadesa las que someten a los animales y que sostenemos con nuestro consumo. Es difícil que ellos, viviendo en esas condiciones, nos suministrenalimentos saludables. Y más difícil todavía es que el planeta Tierra resista mucho tiempo más estos sistemas de explotación intensivos.