Putos premios. Por Cheyenne Lab – ellibritomajorero@gmail.com
Muy buenas, amigos y amigas. ¿Qué tal estáis?
Aquí todo bien, contentos. La temporada de cine está a tope, están todos presentes. Primero los Goya con mucho “bla bla bla” y poco arte; luego los Globos de Oro; y para el gran final los Óscars: los
debates, los premios, las críticas…, muy bien. Di Caprio, Spielberg, Iñárritu, Morricone, todo el mundo está contento. También Cheyenne Lab está bastante contento pero, chicos, -¿qué pasa con el Festival de
Cine de Berlín? Este año la presidenta de los jurados ha sido Meryl Streep y la peli ganadora, Fuocoammare, del director Gianfranco Rosi.
Seguro que poca gente la conoce y aún menos la pudieron ver. Tampoco nosotros tuvimos la suerte de verla todavía, seguimos buscándola en el universo cine. Sabemos que es una peli incómoda, dolorosa, que nos quiere mostrar el drama de quien se escapa de la guerra, las miserias y las persecuciones religiosas, y se encuentra con un infierno en vida, un infierno de locuras de las que solo el ser humano es capaz de montar y ocultar.
Fuocoammare es una obra documental galardonada por un festival internacional con explícito apoyo de la presidenta, una estadounidense; pero solo se ha quedado unos poquitos días en las salas porque no
nos interesa que se hable de temas tan complicados.
Nos hacemos dos preguntas: si cada uno de nosotros hiciera una solicitud de acogida de un refugiado ¿estarían obligados a dejarles entrar? Y si nos encontráramos en alta mar y un hombre desde el agua nos pidiera subir al barco, ¿qué es lo que haríamos?
Desde siempre en el mar existe una sencilla ley basada en el sentido común, que no se percibía como obligación porque era justa: no se deja un ser humano en el agua, se le asiste, se le salva, se cuida de él. ¡¡¡Lo más natural!!! ¿Os acordáis, chicos, cuando de pequeños, en medio de un partido de fútbol en el que os estabais dejando la piel, de repente llega el chulillo de turno que coge la pelota, sencillamente porque “ES MIA”, y se va, dejando a todos con la boca abierta?
Pues, amigos, nos estamos portando así, “¡¡Que no me toquen mis juguetitos!!”.
Por suerte, en el mundo del cine y de las artes, sí están abriendo algunas puertas y Cheyenne Lab va a dedicar este número a Fuocommare y a Gianfranco Rosi, director de un cine difícil, pasoliniano, ya ganador de un León de Oro en Venecia con Sacro GRA.
P.D: El día 8 de abril hay un concierto de blues en La Oliva, en el centro cultural Raíz del Pueblo; son amigos, son buenos, y nosotros colaboramos con el guión. Un saludo.