
Por Fernando Frias Reis, junio de 2017 fernando@sharksinstitute.org
Shark Advocate en las organizaciones:
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Sharks Educational Institute
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Sharks Atlantic Platform
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Alianza Tiburones Canarias
Tal como comentaba en la anterior edición de ellibrito.es en la que empecé a hablar del tiburón azul, muy fácilmente reconocible por sus largas aletas pectorales y su elegante forma de torpedo de un fuerte color azul. También designados por caellas, o quenllas en Galicia, los pescadores los han apodado tintoreras debido al color azul que suelen liberar por su piel cuando son cogidos por palangres (largas líneas de anzuelos en serie, muchas veces con varias decenas de kilómetros, utilizadas en alta mar) y mientras todavía se debaten en una situación de asfixia.
Como os he adelantado en junio en la primera parte de este artículo dedicado al tiburón azul (Prionace glauca), al inicio de este año me he “encontrado” aquí en Canarias con unos raros dientes pertenecientes a este animal.
Efectivamente, el pasado mes de marzo me llaman del Equipo SEPRONA de la Guardia Civil de Las Palmas, para ayudarles en la identificación de dos mandíbulas de tiburón encontradas durante una operación contra el comercio ilegal de especies protegidas, que estaban en posesión de un ciudadano que las almacenaba en una vivienda del Barrio capitalino de La Isleta de Las Palmas de Gran Canaria.
Tras esta llamada, me desplazo a Las Palmas para observar las dos mandíbulas e iniciar entonces un proceso de identificación de especies teniendo por base su medición, fotografías y análisis comparativos. Con estas informaciones, avanzamos en el estudio con la base de datos de las especies de tiburones que se tienen presentes en las aguas del archipiélago, comparando con anteriores observaciones y buscando también en las bases de datos internacionales.
Identificar una especie de tiburón a partir de datos parciales, es decir teniendo solo una parte de su cuerpo, aconseja el seguimiento de una metodología basada en datos científicos lo más actuales posibles. Ante la posibilidad de poder observar solamente la mandíbula, sin más información disponible del animal, la metodología que utilizamos en este tipo de análisis pasa por cuatro fases: 1) conocer la región donde ha sido capturado; 2) evaluar el tipo de dientes; 3) comparar el formato de cada mandíbula con las bases de datos disponibles; y 4) analizar el tamaño de cada tiburón.
Admitiendo tratarse de animales capturados en nuestra región del Atlántico Nordeste y tras proceder a un análisis comparativo detallado de los datos observados, se ha podido concluir sin ninguna duda, tanto por la forma de los dientes como por las dimensiones de una de las mandíbulas, que una de ellas pertenecía precisamente a un tiburón azul P. glauca con una longitud aproximada de 360cm. Por su tamaño habrá sido por cierto un animal magnífico que hoy probablemente será casi imposible poder observar en la naturaleza. Hace muchos años ya que no hay registro de capturar una tintorera con estas dimensiones. La pesca intensiva dirigida e incidental de la que esta especie ha sido víctima en las últimas décadas ya no les permite en el día de hoy crecer hasta estas dimensiones.
Como hemos visto en la primera parte de nuestro artículo sobre el tiburón azul el pasado mes de junio, este abundante y altamente migratorio tiburón oceánico está muy extendido en zonas templadas y tropicales entre los 50° N y los 50° S. Biológicamente es un animal relativamente rápido y fecundo para ser un tiburón grande, madurando entre los 5 y 6 años y produciendo camadas promedio de 35 crías, con una tasa intrínseca del aumento de la población con un rendimiento máximo sostenible del 6% anual. Por su prevalencia, es también el tiburón más capturado de forma involuntaria. El bajo valor de la carne del P. glauca indica que muchas veces era descartado antes de la reciente prohibición de finnig (aleteo) en algunas partes de sus hábitats. (https://es.wikipedia.org/wiki/Cercenamiento_de_las_aletas_de_tibur%C3%B3n)
Este tiburón oceánico común suele ser capturado con largos palangres pelágicos, como os describía al inicio, constituidos por extensas líneas de anzuelos. Pero, desafortunadamente, es también víctima de las redes de arrastre pelágicas e incluso redes de arrastre de fondo cerca de las costas. Desaconsejado su consumo por la OMS (Organización Mundial de la Salud) por contener elevados índices de metilmercurio registrados en su carne, aún así el tiburón azul se utiliza mucho para el consumo humano como carne fresca, ahumado y seco salado, igual que sus aletas para la famosa sopa asiática de aletas de tiburón (primer motivo de la extinción de muchas especies de estos animales) y otras partes también para harina de pescado y aceite de hígado.
Aunque se trate de una de las especies más prolíficas, la presión pesquera sobre los tiburones azules continua creciendo. Actualmente aparece clasificado en la Lista Roja de Especies en Peligro de Extinción de la UICN como casi amenazados (NT). Evidentemente, hay mucha incertidumbre y preocupación asociada con su estatus global, y por ello un considerable y cada vez mayor apoyo a incluirlo en la lista de especies Vulnerables en el Atlántico Norte.
Recientemente se ha registrado una disminución de las capturas de tintoreras entre un 40% y un 80% entre la población en el último período de 30 años. En la industria pesquera, el rendimiento global máximo sostenible anual, es decir teóricamente el Mayor Rendimiento Sostenible (MRS) posible para capturas se estima entre los 7 y los 12 millones de tiburones azules. No existen cálculos muy precisos pero se cree que unos 16 millones entran al comercio internacional de aletas anualmente. Además, esta estimación basada en el comercio es probable que sea menor a la real de los tiburones azules capturados por las pesquerías cada año; la mortalidad total es, por lo tanto, probablemente aún mayor.
Cualquier estimación basada en el comercio que se aproxima o excede un punto de referencia de MRS es preocupante porque indica que las capturas son insostenibles. Además existe igualmente una enorme preocupación por los efectos de la eliminación de un gran número de ejemplares de este más que probable depredador clave del océano (Camhi et al, 2007).
Como también os comentaba al inicio del artículo, el tiburón azul fue ya considerado como el tiburón más común en todos los océanos del mundo. Pero debido a la sobrepesca de que ha sido víctima a lo largo de las últimas décadas, primero por sus aletas y después por su carne, la tintorera es hoy considerada muy vulnerable. El interés comercial de las grandes industrias pesqueras también evolucionó sobre este animal por el agotamiento de otras especies con mayor valor de mercado, como el atún y el pez espada (Clarke et al, 2007).
Las capturas de tiburones azules están todavía ampliamente desreguladas, a excepción de las prohibiciones del finning (aleteo) adoptadas por algunas RFMOs (Organizaciones Regionales para la Regulación de la Pesca) y algunos Estados pesqueros. Sujetos a altas tasas de finning en el pasado, si hoy en día se cumpliría con estas prohibiciones, podrían ayudar a reducir la mortalidad de estos animales. La actividad pesquera no está disminuyendo y es probable que las tendencias continúen. A lo largo de la última década, de entre todas las capturas de tiburones declaradas a nivel global, el tiburón azul representa más de un 55%.
Cada año que pasa, las descargas de pescado en las lonjas del Atlántico Norte registran capturas de tiburones azules de menores dimensiones, en gran parte todavía inmaduros. Lo que significa que cada vez los “estamos” matando más jóvenes, ¡quizás cuantos sin que hayan podido reproducirse por primera vez! Por ello, actualmente el tiburón azul necesita de protección legal que otorgue la imposición de limites a sus capturas en los países con las flotas pesqueras más desarrolladas.
Aún estamos a tiempo de evitar su desaparición. Pero eso solo se podrá conseguir con una mayor regulación de las pescas industriales, con una mejor concienciación y un fuerte cambio de paradigmas de todos nosotros como consumidores. Año tras año, cada vez más nos damos cuenta de que aumenta el conocimiento y la certidumbre general de que un tiburón vivo vale mucho más que un tiburón muerto.
Siendo totalmente inofensivos para los seres humanos, bucear actualmente con estos maravillosos tiburones azules es una actividad que poco a poco se va extendiendo a varias zonas de nuestros océanos. Efectivamente, son ya bastante conocidas entre los buceadores en el plano internacional, las inmersiones con tintoreras en los Azores y a lo largo de los EE.UU.
Aquí en las islas Canarias el potencial existe pero sigue sin explotarse. De hecho, hasta hoy desafortunadamente ningún operador de buceo se ha propuesto desarrollar esta estimulante y lucrativa actividad de una forma sostenible. En otros países más orientados al turismo de buceo, el sumergirse entre grupos de tiburones azules es considerado un enorme privilegio, ya que aunque sea una especie en evidente disminución por su sobrepesca, aún se puede observar en sus hábitats naturales.
Referencias:
Camhi, M., Valenti, S., Fordham, S., Fowler, S. and Gibson C. 2007. The conservation status of pelagic sharks and rays. Report of the IUCN Shark Specialist Group. Pelagic Shark Red List Workshop, Tubney House, University of Oxford, UK.
Clarke, S., Milner-Gulland, E.J. and T. Bjorndal. 2007 – Social, economic, and regulatory drivers of the shark fin trade. Marine Resource Economics.
Agradecimientos especiales:
-Equipo del SEPRONA de la Guardia Civil de Las Palmas de Gran Canaria.
-Alessandro De Maddalena, investigador, fotógrafo naturalista experto en tiburones. www.alessandrodemaddalena.com
-Rolando Oliveira, instructor de buceo, fotógrafo submarino experto en tiburones azules. www.divingraciosa.com
-Rogelio Herrera Perez, oceanógrafo, Doctor en Ciencias del Mar y biólogo marino del Servicio de Biodiversidad del Gobierno de Canarias.