
Por Fernando Frias Reis – Shark Advocate, miembro de Alianza Tiburones Canarias, de Sharks Atlantic Platform y de Sharks Educational Institute – fernandotiburones@gmail.ccom
Ya todos lo sabemos: los tiburones son unos peces muy especiales. En la actualidad están científicamente identificadas más de 500 especies distintas de este grupo de peces, pero todavía muy poco se conoce de ellos. La imagen de los tiburones como peligrosos y amenazadores que muchas veces llega a la opinión pública, está principalmente basada en el mito del miedo a lo desconocido, que al cine de suspense más comercial le gusta explotar muchas veces de forma dramática.
En este espacio dedicado a la información procuro esclarecer algunos de los aspectos más verdaderos sobre las especies de tiburones, que habitan nuestros océanos y de los cuales dependemos todos. Este mes hablamos del angelote o tiburón ángel (Squatina squatina), que aún es posible observar en aguas del archipiélago canario.
Efectivamente, se puede decir que aún es posible observar el angelote en los mares de Canarias, porque estamos delante de la especie de tiburón más amenazada de extinción en todo el mundo, según datos de la Comisión de Supervivencia de Especies de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) y de la ZSL (Sociedad Zoológica de Londres). Hace cuatro años, en diciembre de 2012, esta sociedad publicó un informe con las 100 especies más amenazadas de extinción en nuestro planeta y, el angelote que tenemos en Canarias, es el único tiburón en este listado crítico que engloba plantas, hongos y animales en inminente peligro de desaparición y donde se incluyen tan solo once especies de peces. Una de ellas es el angelote. En España su captura está prohibida desde 2009 (Orden ARM/2689/2009).

metros de profundidad. Foto: Fernando Frias Reis.
Pero vamos a ver si comprendemos un poco más el porqué de esto a través del conocimiento que podemos hoy compartir sobre el angelote. Se trata de un tiburón bentónico (que vive normalmente en el fondo del mar) con un cuerpo de forma aplanada, perfectamente adaptado para el camuflaje en los fondos de arena, y dotado con unas anchas aletas pectorales y pélvicas que utiliza principalmente para deslizarse en el medio acuático y pasar desapercibido bajo los arenales.
Hace más de veinte años su hábitat se extendía desde las costas de Noruega, por el mar del Norte, a lo largo de las islas británicas, alrededor de la península ibérica, por las costas del mar Mediterráneo y el mar Negro, alrededor de las islas Canarias y bajando por la costa occidental de África hasta prácticamente llegar a Mauritania. Debido a las prácticas de pesca de arrastre más intensivas, esta especie de tiburón ha sufrido en los últimos años una presión de la industria pesquera de la que apenas tímidamente se puede recuperar. Debido a la prohibición regional en tiempo útil de este tipo de pesca menos selectiva, las islas Canarias representan hoy una oportunidad para todos aquellos que desean bucear o simplemente nadar en busca del tiburón más raro del mundo.
Actualmente es muy sencillo encontrar variada información en internet pero, para no dejarles ese trabajo de pesquisa, sinteticemos aquí algo de lo esencial de la biología de este animal. A pesar de que todavía falta mucho por descubrir sobre esta especie, lo cierto es que el angelote es un tiburón ovovivíparo (es decir, que las crías se alimentan de sus bolsas vitelinas dentro de los úteros maternos), que se reproduce en ciclos de dos a tres años tras un periodo de gestación interna de 8 a 10 meses. Las hembras alcanzan su madurez sexual a partir de los 100 o 110 cm de longitud y pueden tener entre 6 y 20 crías por camada, dando a luz pequeños tiburoncitos de entre 18 y 26 cm de longitud. Cuando adultos, las hembras pueden llegar a pasar de los 160 cm de largo (los machos unos 10 o 20 cm menos) pero, aunque existan registros de observaciones de individuos con más de 2,40 m de longitud, en buceo no son frecuentes las visualizaciones de ejemplares con más de 140 o 150 cm.
Como ya dijimos anteriormente, todavía nos falta saber muchísimo sobre la vida de estos animales en general y sobre el angelote en particular también. Por ejemplo, no hay demasiada certeza sobre los años que viven. Lo que sabemos científicamente es que existe una especie de angelote semejante al nuestro en el océano Pacífico (el Squatina californica) que se estima pueda vivir hasta los 30 o 35 años. Imaginamos por eso que nuestro Squatina squatina, como puede llegar a longitudes mayores que su primo del Pacífico, con suerte, pueda vivir un poco más que eso. Pero en realidad en esta materia casi todo es especulación y hasta el día de hoy no hay ninguna evidencia científica de que así sea.

21 metros de profundidad. Foto: Fernando Frias Reis.
Es un tiburón que se ha desarrollado muy bien para adaptarse totalmente a su método de caza de emboscada. El angelote se camufla en el fondo de arena por dos motivos: primero, porque es oportunista y es bajo este fondo de arena donde espera a que pasen sus presas por delante de su boca muy ancha y desde donde se proyecta, hasta unos 30 o 40 cm de altura, para tragar a sus víctimas; el segundo motivo que conocemos es principalmente de protección y seguridad, pues es desde este mismo lugar que el angelote se camufla para ocultarse también de sus depredadores y para descansar o digerir alguna presa mayor que le requiera un periodo digestivo más alargado. Tan perfecto es su escondite que en una ocasión se ha observado a uno de estos animales enterrado bajo la arena, en el mismo lugar y sin moverse 1 mm, a lo largo de 21 días.
El angelote es un tiburón que tiene sus pequeños secretos. Ya hemos visto que es un perfecto depredador de emboscada con hábitos de caza más nocturnos que diurnos, siendo particularmente activo en los cambios de luminosidad, es decir, principalmente al anochecer y al amanecer. Asimismo, se han observado y registrado episodios de caza por emboscada durante el día. Por la noche también puede utilizar otra técnica que llamamos de prospección. Esta técnica de caza es bastante más rápida pero igualmente difícil de observar. Se trata de una actividad basada en nadar sobre el fondo deslizando la punta de una u otra aleta pectoral sobre la arena, donde a veces se ocultan algunos peces pequeños; ese rozar muy ligero de la aleta en la arena hace que los peces más incautos salten justo por delante de su boca, facilitándole así ingerir su “cena” en plena y perfecta natación.
Mirar bajo el mar con unas gafas de natación o de buceo o, aún mejor, poder sumergirse en las aguas de Canarias y descubrir el encanto de estos maravillosos y raros tiburones ángel, es un privilegio que todas las personas defensoras del medio ambiente deberían un día probar. El angelote (Squatina squatina) es hoy probablemente el más importante tesoro del reino animal que se puede encontrar en Canarias y disfrutar con total seguridad.
Es súper bonito