Por Cheyenne Lab info@ellibrito.es

Llevamos ya mucho tiempo en esta aventura y pasa que cuando la energía está muy baja, la tripulación se descontrola y nos viene a la cabeza la canción de M Clan Llamando a la tierra. La falta de comunicación con el mundo real, el día a día dentro de una caja de hojalata se hace a veces insoportable: aire impuro, agua depurada, verduras estériles, frutas muertas ya de hace siglos en las neveras, comida precocinada. Entonces echamos de menos nuestro planeta azul, nuestro sol, el mar limpio y los bosques incontaminados con el aire libre de polución. La nostalgia, los miedos y los segundos que se hacen eternos nos atacan, como le pasó al barco del capitán Willard navegando en un río desconocido. Así estamos, chicos; pero tranquilos, porque somos tan frikis que todos esos sentimientos oscuros se desvanecen al mirar una buena película.

Este mes nos ha salido bastante bien: nos reencontramos con Alberto Rodríguez Librero, el director de La isla mínima, que ha vuelto a sacar un buen trabajo, El hombre de las mil caras, con Eduard Fernández y José Coronado. Es la historia de un famoso ex agente secreto del gobierno español, un relato de corrupción bastante único en aquellos años pero muy de moda hoy en día.

También vimos Passengers, de Morten Tyldum, una megaproducción de Hollywood con Jennifer Lawrence y Chris Pratt. Lo sentimos, pero la ciencia ficción es una cosa seria… La peli empieza bien, con una idea estimulante, pero se convierte luego en una ridícula comedia estilo historia de amor en el espacio: inaguantable.

Para levantar los ánimos, os aconsejamos Sing Street, de John Carney (2016). Una narración para reír un poco y escuchar buena música de los ochenta. Es la típica buena película irlandesa: el prota, para ligar con una chica, se monta un grupo musical y empieza el divertimiento: muy buena.

Guerrera es otro buen trabajo visto por nosotros este mes. Peli alemana dirigida por David Wnendt, nos habla de una joven skinhead que vive en cualquier periferia de la que puede ser cualquier ciudad de este país. La protagonista pasa los días con su pandilla de nazis, se drogan, beben, miran vídeos de propaganda nazi y,… Es una película de esas incómodas, duras instantáneas de la realidad cotidiana. Miradla, gente.

Bueno, pero los mejores trabajos que vimos este mes fueron tres:

Betitbú (2014), film argentino de Miguel Cohan; Que Dios nos perdone (2016), peli española de Rodrigo Sorogoyen, y Los niños del paraíso (1997), del iraní Majid Majidi.

Betitbú es un thriller político-periodístico- policíaco con un reparto estelar: con Mercedes Morán, José Coronado y, sobre todo, un espléndido Daniel Fanego. Trata de un homicidio que esconde muchas cosas. Un trabajo que se merece su atención.

Que Dios nos perdone es, según nosotros, una obra óptima en donde la oscuridad de los personajes y del ambiente son los protagonistas en todas sus formas, sin un solo rayo de sol. Perfecta.

Y para el final, la poesía: Los niños del paraíso, también conocida como Los niños cel cielo, una obra maestra hecha con dos duros, una aventura maravillosa de dos hermanitos y un par de zapatos. Un ejemplo emblemático de cómo se hace el buen cine. Mírenlo, por favor.

Un abrazo desde muy lejos.

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