Por Cheyenne lab
¡Hola compis! ¿Cómo va la vida en este verano de 2016 en que parecemos todos unos funámbulos sobre una cuerda floja, muy floja? Momentos de inestabilidad, miedos, nacionalismos retrógrados, el mar Mediterráneo lleno de muertos, democracias podridas… En este mundo al borde del abismo sois vosotros, las personas normales, la única esperanza: no perdáis el rumbo, chicos.
Mientras tanto, Cheyenne sigue su odisea en el universo del cine buscando emociones, historias , mentiras alegres y tristes verdades. Este mes nos fue bastante bien. Pero antes de nada, un saludo al gigante bueno del cine trash-cutre de los 80: Bud Spencer. Hasta luego, big man.
Seguramente os acordáis de Breaking bad y de sus personajes principales, Walter White y Jessie; ahora los encontramos en dos buenos trabajos recién llegados a las pantallas: Aaron Paul (Jessie) interpreta a un yonqui de buen corazón en Triple 9, film policíaco adrenalínico de John Hillcoat. Un reparto de estrellas para un buen trabajo si os gusta el género: chicos malos, tiroteos, polis corruptos… Y a Bryan Cranston (Walter) lo vemos en Trumbo, de Jay Roach, que nos cuenta la historia de Dalton Trumbo, guionista de Hollywood encarcelado por comunista. La peli es espléndida y Walter también. Miradla, chicos.
Otra peli que hemos visto es La cinta blanca de Michael Haneke, que nos habla de la vida en una aldea alemana justo antes de la Primera Guerra Mundial. El sitio parece tranquilo, pero bajo las apariencias encontramos maldades, violencia, abusos, envidias… El cine de Haneke siempre nos pone incómodos. Buenísima.
Cinco minutos de gloria de Oliver Hirschbiegel, es otro buen trabajo protagonizado por Liam Neeson y James Nesbitt . Narra el encuentro entre un asesino unionista y el hermano de una de sus víctimas. Han transcurrido treinta años desde los hechos, el mundo ha cambiado e Irlanda también, pero el drama de las personas sigue vivo.
Y para terminar, El sacrificio del peón, de Edward Zwick, otra historia real que supera a la ficción. Nos cuenta los logros y las locuras de Bobby Fischer, el gran campeón de ajedrez.
Es todo por este mes, amigos. Una última cosa: gozad de cada momento y de cada día en la vida real, ya que no hay réplica. Adiós, chicos.