gaviota patiamarilla
gaviota patiamarilla . Foto: oiseaux.net

por Leila Umpierrez Flores, licenciada en Biologia Animal y Ambiental. leydelei@hotmail.com

La gaviota patiamarilla

En estos meses en que el tiempo invita a estar en la costa, si les pidiera que imaginaran la playa a la que irían, seguramente en esa estampa aparecería un ave que siempre ligamos al mar. Desde pequeños es el ave que ponemos en todos los dibujos de playas: la gaviota. Es más, me atrevería a decir que es la más conocida por todo el mundo, porque ¿quién no identifica lo que es una gaviota?

Pues la más frecuente de observar en nuestras islas es la gaviota patiamarilla ( Larus michahellis), que aunque es considerada un ave costera, no solo la encontramos ahí, también es muy frecuente que vaya tierra adentro en busca de alimento, e incluso en algunos lugares habita en embalses y humedales del interior. En las islas Canarias se ha notado un gran aumento en la población de esta especie en las últimas décadas, seguramente debido a su carácter oportunista y ligado a la actividad humana.

La población canaria queda incluida en la subespecie L.m. atlantis, al igual que las que habitan en las islas Salvajes, Madeira y Azores. Nidifica en todas las islas, siendo prácticamente la única gaviota que cría en Canarias (también lo hace la gaviota sombría en algunos islotes del archipiélago Chinijo, pero en bajo número), y aunque no es la exclusiva que se puede observar en nuestras costas, sí se trata de la más abundante.

Las gaviotas tienen unos 55 y 67 cm de longitud y pueden alcanzar hasta 158 cm de envergadura. Su rasgo más distintivo es el color amarillo de las patas, que le da su nombre común. Además, su pico también es de color amarillo intenso, con una mancha roja en la punta; el anillo ocular es rojo y tiene el cuerpo de color blanco; las alas son grises con las puntas negras con una mancha blanca. Los individuos juveniles son de color grisáceo moteado, con el pico y las patas negruzcos. Así que cuando vean estas gaviotas parduscas, sabrán que no son una especie diferente, sino gaviotas patiamarillas inmaduras.

Gaviota juvenil
Gaviota juvenil

Aunque se trata de un ave sedentaria, se han constatado movimientos interinsulares e incluso hacia la costa africana. Suelen ser animales gregarios, concentrándose en muelles pesqueros, basureros, plantas de tratamiento de residuos sólidos, etc. Crían y viven en colonias; aquí en Fuerteventura destacan las de Jandía, Amanay y Montaña Roja, y también hay una muy grande en la isla de Lobos, la cual ha experimentado un notable incremento en los últimos años, estimándose entre 1160 y 1225 parejas nidificantes en un censo realizado en 1998.

Reproduccion de la gaviota patiamarilla

La época reproductora comienza en la primera mitad de abril y los huevos empiezan a eclosionar a principio de mayo. Los nidos no son muy elaborados y están situados cerca de algún mato o piedra; los hacen con plumas, ramas y algas, y suelen reutilizar el mismo año tras año. Ponen entre de 2 y 3 huevos y es la hembra la que mayoritariamente los incuba. Al nacer, los pollos tienen un plumón de color críptico y en pocos días salen del nido, aunque aún no vuelan y se quedan por las cercanías. El punto rojo que tienen los adultos en el pico sirve para llamar la atención del pollo, que pica en ese lugar para que los adultos les alimenten. Tras 45 días de cuidados por parte de ambos progenitores, los pollos se independizan.

Aunque parecen aves muy limpias que se alimentan de peces, tienen una dieta muy variada, y como ya mencioné, son oportunistas y se nutren de todo lo que pueden; además actúan como cleptoparásitas, esto es, roban el alimento de otras aves, aprovechan los desperdicios de basureros o tripas de peces que lanzan los marineros, depredan sobre peces, invertebrados marinos, otras aves marinas de pequeño tamaño como petreles o paíños; son carroñeras, o atacan a pequeños mamíferos, insectos, caracoles. Gracias a esta adaptabilidad se debe el éxito de la especie.

A pesar de que se ven afectadas por choques con tendidos eléctricos, consumo de sustancias tóxicas o enredos con basuras en el mar, parecen no tener problemas de conservación y más bien son ellas las que generan inconvenientes a otras aves marinas pelágicas, sobre cuyos huevos y pollos depredan. También provocan en algunas colonias urbanas problemas de ruidos, contaminación de aguas y suciedad.

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