Por Leila Umpiérrez Flores, licenciada en Biología Animal y Ambiental.
leydelei@hotmail.com
Camachuelo trompetero
Comenzamos el año con un ave del grupo de los paseriformes, que como ya he mencionado otras veces son los pájaros cantores.
Es un pajarillo presente en casi todas las Canarias, exceptuando La Palma; en El Hierro hay muy pocas citas de avistamientos pero se sabe que también viven en esa isla. Es en Fuerteventura donde se encuentra el mayor número de ejemplares; el camachuelo trompetero (Bucanetes githagineus) popularmente llamado “pájaro moro”, “pájaro majorero”, más conocido aquí como “pispo”.
Se trata de un pequeño pájaro bastante fácil de identificar por su canto, que se asemeja al ruido de las trompetas de juguete de los niños, de ahí su nombre de “trompetero”. Es rechoncho y cabezón, lo identificamos principalmente por su pico fuerte, corto y robusto, de color rosado-anaranjado. Su cuerpo tiene colores ocres, marrones y grisáceos, pero en la época de reproducción podemos diferenciar a los machos, que adquieren tonalidades rosadas en el obispillo (nuca), en las alas y en las patas; además se intensifica el color del pico, que se vuelve rojo y contrasta con el gris de la cabeza. Se alimenta principalmente de semillas, que busca posado en el suelo y a veces incluso excavando.
En menor medida también consume brotes tiernos de plantas como las gramíneas (familia de chirates, trigos …) mimos, aulagas, tabaibas, salaos… La época reproductiva va desde enero hasta mayo. Sus nidos, construidos por la hembra, están muy ocultos en el suelo o junto a muros, o bajo rocas y plantas. Tienen dos puestas al año, normalmente con cuatro o cinco huevos en cada una. La hembra se encarga de ellos durante dos semanas, pero son ambos progenitores los que alimentan a los pollos, que en 14 días ya son volanderos. Suelen ser monógamos durante el periodo reproductor.
Los camachuelos de canarias pertenecen a la subespecie endémica B. g. amantum. La especie principalmente es propia de zonas áridas y pedregosas y menos frecuente en zonas urbanas o arenales.
Pero después de la época de reproducción realizan movimientos interinsulares o hacia zonas poco comunes, como son sitios más poblados o más cercanos a las costas, incluso hacia altas montañas, en donde a veces se ven grandes bandos mezclados con otras especies. En la actualidad los “pispos” parecen ser menos abundantes que en el pasado, desapareciendo de algunas zonas de Tenerife y Gran Canaria. Según el ornitólogo J.A Valverde (1957) la población canaria proviene del norte de África, donde los fuertes vientos arrastraron aves hacia las islas orientales del archipiélago, lo cual encaja ya que la colonización se ha producido en los dos últimos siglos.
A comienzos del siglo XIX sólo habitaba en Fuerteventura y Lanzarote, colonizando poco después Gran Canaria; pero no es hasta el siglo XX que se citan por primera vez en Tenerife, sobre el año 1904. Las observaciones en La Gomera no se producen hasta 1960, por lo que se confirma un proceso de expansión gradual que finaliza en El Hierro donde se han citado muy pocos ejemplares desde 1983. La estima poblacional de la especie es difícil de evaluar y requiere de estudios más precisos, aunque sí se puede confirmar que en las islas centrales, especialmente en Tenerife, su tendencia es regresiva; lo mismo ocurre en los islotes e islas orientales aunque en menor medida.
Es por esto que se incluye al camachuelo trompetero canario en la categoría de “en peligro” en el Libro rojo de las aves de España,
aparece como “de interés especial” en el Catálogo nacional de especies amenazadas. Los principales factores de amenaza que se hacen evidentes en Tenerife y Gran Canaria son la destrucción y fragmentación del hábitat. También es punto en contra que es una especie recolectada para su cría en cautividad. Además se ven amenazados por la depredación de animales introducidos como gatos salvajes y ratas, a lo que se suma el daño producido por el uso de insecticidas en los cultivos, así como el aumento de invernaderos.
Los “pispos” son otra joya de la avifauna canaria con la que nos podemos deleitar fácilmente en los campos majoreros, siendo un lujo que poseemos ya que cada vez escasea más en otras islas; al ser de fácil identificación es un ave idónea para iniciarse en la ornitología. Así que les propongo que salgan a dar un paseo poniendo sus sentidos atentos al característico canto del “pispo”, y observen los llamativos colores de los machos que ahora están en su máximo esplendor para atraer, además de nuestras miradas, las de alguna hembra que los enamore.