Bosque nuboso primario, San Ramon, Costa Rica. Foto: M. Ferrando

Por Guillermo Elihatte, periodista. ellibritomajorero@gmail.com

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Bosque Nuboso, S. Ramon, Costa Rica. Foto: M. Ferrando

Si bien los datos y las estadísticas son muy numerosos, complejos y a veces difíciles de interpretar, según el último informe de la FAO del año 2015, basado en el trabajo de sus expertos y en los datos suministrados por la mayoría de los países que conforman la ONU (192), la tasa de retroceso de los bosques tropicales no se detiene.

Por otro lado, y tal vez sea ello lo que genera confusión, los bosques en que sí se ha detenido su reducción e incluso se están recuperando, son los que se gestionan de manera sostenible. Rusia, Costa Rica y Cuba son los países que más se han ocupado de la reforestación y están dando el ejemplo en este sentido. Pero a pesar de este trabajo y estos logros, si se comparan las tasas de deforestación y reforestación, el resultado sigue siendo negativo.

En 1990, siempre según el informe de la FAO, había en el planeta 4128 millones de hectáreas de bosques; en 2015, año de publicación de ese trabajo, esa área había disminuido a 3999 millones de hectáreas. Este es un cambio de 31,6 % de la superficie mundial de tierras de 1990 al 30,6 % en 2015. Vemos entonces que ha habido una pérdida de 129 millones de hectáreas de bosque (natural y plantado), que representa una superficie total reducida similar a la de Sudáfrica entera.

Entre 2010 y 2015 hubo una pérdida anual de 7,6 millones de hectáreas y una ganancia anual de 4,3 millones de hectáreas por año, lo que equivale a un decremento neto anual del área de bosque de 3,3 millones de hectáreas por año. La pérdida más grande de superficie de bosques ocurrió en los trópicos, especialmente en Sudamérica y en África.

Para darle más claridad al asunto, podemos decir que, en los últimos 5 años de los que hablamos en el párrafo anterior, el área de bosque promedio per cápita ha pasado de 0,8 hectárea a 0,6 hectárea por persona.

Y como ya dijimos también al comienzo del artículo, hay que reconocer que la tasa de deforestación en los últimos años ha disminuido y sigue disminuyendo, pero no quita que las selvas más importantes del mundo sigan reduciéndose y sufriendo todo tipo de atrocidades en su interior.

Reserva natural absoluta Cabo Blanco. Cabuya, Costa Rica

¿Por qué se talan los bosques más importantes?

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La tala no se detiene. Amazonía Peruana. Foto_ cedia.org.pe

La realidad es que cada vez somos más y día a día se necesita aumentar la cantidad de alimentos para alimentarnos o para seguir tirando a la basura. Hoy el planeta produce comida para 12 000 millones de personas y somos 7 200 millones. ¿Qué pasa con todo el resto que no se consume? ¿Quiénes son los que se benefician con este disparate? Pero esto es otra cuestión, que fomenta el negocio y el saqueo de las multinacionales y que será abordado en ediciones venideras.

Retomando el tema que nos ocupa concretamente en este artículo, lo cierto es que, por una razón o por otra, cada vez se necesitan más tierras para cultivar y hacer negocios, y este es el principal problema por el cual se están talando las selvas tropicales y subtropicales.

Las consecuencias son terribles. Solo hablaremos hoy de las más visibles: el robo de tierras, desplazamiento y exterminio de los pueblos originarios que todavía subsisten resistiendo en Centroamérica, en Amazonía, en África y en algunos sitios de Asia; el exterminio y disminución de la biodiversidad (ver artículo «La importancia de la biodiversidad o diversidad biologica«);los cientos de asesinatos que se producen año a año de líderes ambientalistas (la mayoría de ellos indígenas que se oponen a la destrucción, ver apartado » Pagan con su vida para defender la vida»); y por último y tan grave como los demás, el aumento de alimentos basura en todo el mundo.

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Bosque nuboso primario,S. Ramón, Costa Rica. Foto: M. Ferrando

Hay que talar y talar porque cada vez se necesita plantar más semillas, ya sea para que el hombre coma o el ganado coma, ganado que después comeremos nosotros, que ha sido alimentado con esas semillas transgénicas que imponen el negocio de las grandes corporaciones (Ver El Librito n.º 14 » Monsanto: venenos y muerte desde comienzos del siglo pasado», nº 15 «Monsanto: semillas, informatica y ejercito» , nº 21 «Monocultivos de soja que envenenan a miles de personas» y nº 23 «Médicos de pueblos fumigados«). No tenemos forma de escapar: de una u otra manera, esos alimentos de bajísima calidad terminarán en nuestras mesas por más que vivamos a miles de kilómetros de esos lugares.

Como vemos, el problema es complejo e hiperpreocupante: aparte de lo enunciado más arriba, todo desemboca en la agudización del cambio climático y en el aumento de la comida basura, que cada vez trae más enfermedades.

Parece que motivos no nos faltan para proteger a nuestros arbolitos, y si no, vean con todas las funciones que cumplen en beneficio del equilibrio del planeta y de nuestra salud.

Pagan con su vida por defender la vida

bosquesTal vez el más famoso de todos sea Chico Mendes (*), asesinado en la Amazonía brasileña en diciembre de 1988 por defender la selva y a los caucheros que en esa época se protegían del avance y los abusos de los fazendeiros (rancheros).

Pero esta historia en realidad había empezado antes y continúa hasta nuestros días. Miles de activistas anónimos, la mayoría campesinos y aborígenes, han sido asesinados, sobre todo en la Amazonía y en Centroamérica (**). Sus pecados: defender los ríos, las montañas, las selvas y la dignidad de los pueblos originarios que todavía viven en su interior. Brasil y Paraguay seguramente sean los países más golpeados, ya que el avance de la soja transgénica ha hecho estragos en sus bosques.

En marzo del año pasado, en Honduras, cayó Berta Cáceres. A los 15 días le tocó a Nelson García, uno de sus hombres más cercanos. Y a los cuatro meses a Lesbia Yaneth, líder indígena que compartía la lucha con ellos.

Berta era una mujer de 42 años que, junto a su gente, se oponía a la construcción de la presa Agua Zarca, presa que, entre otras cosas, destruiría la selva y el hábitat natural de la etnia lenca.

Estos nombres son solo una ínfima parte de una lista interminable, y los culpables de dichos asesinatos son generalmente propietarios o gestores de grandísimas extensiones de tierras, o responsables de las multinacionales que, con tal de llevar adelante sus proyectos, no tienen ningún tipo de escrúpulo para quitárselos de encima. Los autores materiales rarísima vez terminan en la cárcel; los autores intelectuales, que mayormente viven en Europa, ni siquiera llegan a ser citados por un juez.

(*) En la biblioteca de Corralejo hay un excelente libro de Javier Moro, Senderos de Libertad, que habla sobre su vida.

(**) Más de una multinacional española está involucrada en varios proyectos hidroeléctricos. Terminan metidas en asuntos que apestan.

Algunas razones para plantar árboles y mimarlos

– Combaten el cambio climático: absorben el CO2 y almacenan el carbono al tiempo que liberan oxígeno al aire. En un año, una hectárea de árboles adultos puede absorber las emisiones generadas por un coche a lo largo de 90 000 km.

-Limpian el aire: absorben los olores y gases contaminantes (óxidos de nitrógeno, amoníaco, dióxido de azufre y ozono) y filtran las partículas contaminantes, atrapándolas en sus hojas y corteza.

– Proporcionan oxígeno: el mismo que hace posible que nosotros y el resto de los seres vivos respiremos.

Refrescan las calles y la ciudades: dan sombra a nuestros hogares y calles, cortando las “islas de calor” y liberando vapor de agua al aire a través de sus hojas.

– Conservan energía: tres árboles colocados estratégicamente alrededor de una casa pueden reducir hasta en un 50 por ciento la necesidad de usar el aire acondicionado en el verano.

– Ahorran agua: la sombra disminuye la evaporación de las hierbas sedientas. Y cuando transpiran, aumentan la humedad atmosférica.

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Reserva natural absoluta Cabo Blanco, Cabuya, Costa Rica. Foto: M. Ferrando

– Ayudan a prevenir la contaminación del agua: reducen el escurrimiento, atrapando el agua de lluvia y permitiendo así que fluya por el tronco y las hojas hacia la tierra que está debajo. Esto evita que las aguas de lluvia se lleven los contaminantes al océano y permite que las napas freáticas se realimenten de agua limpia.

Ayudan a prevenir la erosión del terreno: en las laderas de las montañas y las pendientes de los ríos y arroyos, ayudan a detener la escorrentía y a mantener el terreno en su lugar.

-Protegen de los rayos ultravioletas: reducen la exposición a los rayos UVB, relacionados directamente con el cáncer de piel, aproximadamente en un 50 por ciento.

– Proporcionan alimento: además de la fruta para los humanos, también proporcionan alimento para los pájaros y la vida silvestre.

Sanan: estudios han demostrado que los pacientes que pueden ver árboles desde sus ventanas sanan más rápido y con menos complicaciones. Los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad muestran menos síntomas cuando tienen acceso a la naturaleza. Estar entre los árboles y la naturaleza mejora la concentración, reduciendo la fatiga mental.

– Reducen la violencia: se ha demostrado que los vecindarios y hogares que no tienen plantas o árboles tienen una mayor incidencia de violencia dentro y fuera del hogar que los vecindarios más verdes. Los árboles y plantas ayudan a reducir el nivel de temor.

-Generan oportunidades económicas: la producción de fruta y madera (siempre que se haga de manera sostenible) son los mejores ejemplos. Y la gestión y el tratamiento de los desechos orgánicos también están generando empleos verdes.

– Son maestros y compañeros de juego: cuando se construyen en ellos casas para los niños o se usan como inspiración espiritual para los adultos. Siempre han proporcionado un espacio para el refugio de los humanos.

– Reúnen grupos diversos de personas: el plantado de árboles provee oportunidades de participación y habilitación comunitaria, lo cual mejora la calidad de vida en nuestros vecindarios. La gente de todas las culturas, edades y géneros cumple una función importante en un evento en el que se plantan o cuidan árboles.

– Aumentan la unidad: los árboles pueden convertirse en puntos reconocidos de la comunidad, dándole al vecindario una nueva identidad y alentando el orgullo cívico.

– Proporcionan sus copas y un hábitat para la vida silvestre: no solo cumplen esta función dentro de las selvas y bosques, formando verdaderos ecosistemas en su interior, sino que dentro de las ciudades también proporcionan excelentes hogares para los pájaros, insectos y todo tipo de animales.

– Ocultan vistas desagradables y absorben ruidos: pueden ocultar paredes de concreto o vistas desagradables. Tapan el sonido de las calles y autopistas cercanas y crean una agradable cubierta de verde. Absorben el polvo y el viento y reducen el resplandor.

– Proporcionan papel y madera: con la cantidad de usos que se puede dar a estos dos elementos, es más que importante que su producción se haga de manera sostenible y controlada.

– Aumentan el valor de la propiedad: la belleza que dan los árboles bien plantados a una propiedad, su calle y vecindario circundantes puede aumentar su valor.

– Ayudan a contrarrestar la pérdida de especies: realizando una plantación correcta y calculada entre distintas regiones, se puede crear una mayor conectividad de habitad entre bosques diferentes.

(1) Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

Fuentes:Evaluación de los recursos forestales mundiales 2015. ¿Cómo están cambiando los bosques del mundo? FAO. Roma, 2015. (PDF completo disponible en internet). – https://www.treepeople.org

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